domingo, 11 de enero de 2009

Cartagena, Colombia - ¡SE ACABAN LAS CORRIDAS!

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CARTAGENA SE ESTA QUEDANDO SIN TOREO.
LA FALTA DE PUBLICO LE FIRMA EL CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN.
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Como ya se habrá enterado la afición cartagenera, la temporada taurina tuvo un fin abrupto ayer al anunciar sus empresarios que sus corridas no van más este año.

En la edición de El Universal de ayer dimos cuenta de los rumores que circularon antes de comenzar la corrida del 5, que aseguraban que la demora de dos horas se debía a que dos de los toreros más importantes del cartel y de la temporada no se movían de sus residencia y hotel hasta tanto la empresa no les cancelara hasta el último centavo, y de ahí el retraso en llegar hasta la plaza.
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La organización del coso en sí fue buena. Estaba limpio al llegar el público, bien arreglado y bien numerados los puestos, en azulejos empotrados. Era fácil el parqueo y fácil también llegar a los palcos. Los vendedores estaban uniformados y se cuidaban de molestar a los espectadores tanto como en otras ocasiones. Pero hubo consenso en que el palco presidencial estuvo mejor arreglado que manejado.
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Se nota que la junta técnica -o alguien- pasó por alto el reglamento taurino de la plaza, de manera tal que no había un toro sobrero, que es obligatorio, y cuando se necesitó porque el sexto de Miguel Bolívar salió cojo, no estaba disponible y pretendía la Presidencia que él lidiara el toro lisiado.
. Hubo bronca, como era de esperarse, sin alguna solución a la altura del público ni de una plaza de primera categoría. Los aficionados de afuera se llevarán la peor impresión de la temporada cartagenera y costará reponerse de este daño en el ámbito taurino. El público se paró y se fue, una protesta enérgica pero inútil para una Presidencia sin con qué solucionar el problema: otro toro.
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De esta tragedia para la tauromaquia local quedan varias lecciones. Una de las principales es que la plaza tiene que tener una junta técnica a su altura, que no viole el reglamento y se gane la confianza de la afición, si es que queda alguna aún rescatable en la ciudad.
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La empresa hizo unos esfuerzos enormes por sacar adelante esta temporada con unos carteles buenos, pero el público local no le correspondió ni el de afuera le alcanzó. La plaza no estuvo llena ni cuando torearon El Juli, Castella y Bolívar, que constituyen un cartel muy bueno en cualquier parte.
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A los toros en Cartagena les pasa algo parecido a lo del béisbol local: sus aficionados son casi todos gente mayor, con el agravante para la torería de que le crece la oposición en todo el mundo, inclusive en España, porque cada día es más difícil justificar la crueldad en contra del toro, por muy arte que sea el toreo. Así que será difícil aumentar el caudal de la afición en Cartagena, sobre todo cuando la juventud no se entusiasma con esta actividad, cuya boletería tampoco es barata para el grueso de la población.
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Quizá la única forma de recuperar los toros en la ciudad sería mediante alguna alianza público privada que permitiera una boletería mucho más barata y que a la vez hubiesen varios festivales taurinos durante el año para estimular la afición local, que dejamos perder por la falta de seriedad con que se manejaron los toros durante muchos años.
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Es lamentable que le haya ido mal al empresario, quien le puso empeño y entusiasmo a los toros en Cartagena.
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¡ESTA "DIVERSIÓN" SE TERMINA!
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